Maduro no perdona que Argentina haya condenado las violaciones de DD. HH. en Venezuela
Con las acusaciones por crímenes de lesa humanidad que pesan sobre Nicolás Maduro, cada vez son más los países que deciden dar la espalda al régimen venezolano, e incluso, naciones que en su momento defendieron el legado chavista y dieron el visto bueno al pupilo de Hugo Chavez.
Tal es el caso del gobierno argentino que votó a favor de que la Misión Independiente de DD. HH., de la ONU, continúe investigando los abusos de poder y los crímenes sistemáticos en Venezuela, decisión que la administración madurista calificó de “traición”.
Así lo sentenció el constituyente Mario Silva durante la transmisión del programa La Hojilla, donde además indicó que el presidente Alberto Fernández traicionó al kirchnerismo.
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“Fernández ha engañado al pueblo argentino, engañó a Cristina, engañó a Néstor, engañó a todo el mundo. Va y se arrodilla nada más y nada menos con quienes hicieron esa resolución en contra de Venezuela”, dijo Silva.
Más temprano, el canciller de Maduro, Jorge Arreaza, lamentó la decisión de Fernández, reiterando que los problemas de Venezuela “no se resuelven con bloqueos”, al tiempo que indicó que las naciones que conforman el Grupo de Lima, organización que impulsó la resolución; están “de rodillas a Donald Trump”.
“Lamentablemente la Cancillería de Argentina votó junto con Jair Bolsonaro y Sebastián Piñera la condena a Venezuela en la ONU. Pasamos de la Doctrina Drago a la Doctrina Felipe Solá de alineamiento con Estados Unidos. Los problemas de Venezuela no se resuelven con bloqueos ni condenas. Muy grave y preocupante”, expresó Arreaza.
Al menos 22 países respaldaron la resolución que renovó la permanencia en Venezuela 2 años más a la comisión de la oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos, así como la continuidad de las investigaciones que realiza la Misión Independiente de ese organismo.
Esta renovación sucedió en vista de las investigaciones que demuestran que en Venezuela hay una grave crisis de violación de derechos humanos, bajo la mirada complaciente de un régimen que jugó sus cartas para que esta resolución no se llevara, sin embargo, los esfuerzos fueron inútiles.
