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Sus padres biológicos lo arrojaron a la basura cuando era un bebé, ahora es multimillonario

Empresario Freddie Figgers - Foto Instagram @freddiefiggers
Empresario Freddie Figgers - Foto Instagram @freddiefiggers
Freddie Figgers se convirtió en un empresario con una compañía valorada en al menos 62 millones de dólares.

Las historias de superación personal son tan diversas como sus protagonistas, pero la vida de Freddie Figgers es, por lo mínimo, extraordinaria: cuando era tan solo un bebé fue arrojado a la basura en un suburbio de Florida, Estados Unidos, y, tras años de supervivencia, dedicación, trabajo y esfuerzo se convirtió en un empresario con una compañía valorada en al menos 62 millones de dólares. 

Sus padres, quienes lo adoptaron tras ser abandonado en la basura, tenían edades avanzadas para criar a un bebé: su padre, Nathan, tenía 74 años, mientras que su madre Betty tenía 66. Ambos ya tenían experiencia en eso de cuidar niños, pues además de su propios hijos también habían adoptado a otros pequeños que se encontraban en estado de vulnerabilidad.

En una entrevista con la BBC Outlook Freddie Figgers contó que sus padres adoptivos lo llenaron tanto de amor y de buenos valores que nunca sintió la necesidad de buscar a su familia biológica. “Vi a mi padre siempre ayudando a la gente, deteniéndose en el camino a asistir a extraños, alimentando a los sin techo. Era un hombre increíble y yo quiero ser como él", contó al medio británico. 

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¿Basura o tesoro? 

Cuando Figgers tenía nueve años de edad sus padres, con un gran esfuerzo, lograron comprarle una computadora descompuesta. El joven, ansioso por probar este innovador invento, desarmó una y otra vez el equipo electrónico hasta dar con la falla. Dijo Figgers que desde ese instante supo qué era lo que quería hacer por el resto de su vida. “Aprendí a codificar a los 10 u 11 años y empecé a escribir programas básicos. Fue entonces que empecé a avanzar”, contó a la BBC. 

A sus 12 años ya reparaba toda clase de computadoras. Tenía una gran habilidad para detectar las fallas y reemplazar piezas. Esto lo llevó a ganar dinero desde entonces y, a sus 15 años de edad, tomó una decisión arriesgada: abandonó la escuela para dedicarse a su propio negocio. 

Cuando tenía 17 años su padre comenzó a sufrir de alzheimer y pese a las insistencias de que lo internaran en un hogar de ancianos Figgers se negó a abandonar al hombre que no lo había abandonado. Ante esta nueva adversidad el joven inventó un pequeño rastreador que depositó en los zapatos de su padre, así sabía dónde estaba y cómo encontrarlo en caso de que se perdiera. Poco después vendió la patente de este invento por más de dos millos de dólares, pero su padre, desafortunadamente falleció. 

Tras la muerte de su padre una idea comenzó a cobrar más fuerza: quería montar una compañía de telecomunicaciones y, con mucho esfuerzo y trabajo, logró levantarla. También crea elementos tecnológicos para ayudar a personas con condiciones de salud degenerativas. 

Figgers le contó a la BBC que cuando era chico sus compañeros de colegio lo llaman “el niño basura”. "No dejes que tus circunstancias definan quién eres y dale a otras personas oportunidades", dijo ahora. 


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