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América Latina

“Uruguay ha tenido que pelear como un país hijo de migrantes”: representante permanente por Montevideo ante la OEA

Washington Abdalá, diplomático uruguayo ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), conversó con Cuestión de Poder sobre algunos aspectos de la democracia de su país.

Las democracias de América Latina viven, como la mayoría de las democracias liberales en el mundo, un momento de preocupante polarización política. Este fenómeno creciente, se acentúa en muchos países con profundas desigualdades sociales y con procesos electorales cercanos.

La polarización tiene efectos que van más allá de las profundas discrepancias entre políticos o partidos: la polarización profundiza una fragmentación del debate público que enroca a los actores políticos y dificulta alcanzar consensos y tomar decisiones que beneficien al conjunto de la sociedad.

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La polarización, además, también puede debilitar las instituciones democráticas y la gobernabilidad, corriendo el riesgo de erosionar la confianza en los procesos democráticos y en las instituciones encargadas de garantizarlos.

De entre todos los países de la región, Uruguay suele destacarse, precisamente, por todo lo contrario. Y no es que no haya ideas radicalmente distintas sobre cómo enfrentar los problemas o qué medidas son las que el país necesita, pero sus políticos en general –y desde hace años– mantienen un sorprendente clima amigable que permite alcanzar consensos o, en los casos en que esto no es posible, respetar las decisiones de quien gobierna. ¿Por qué?

Un artículo publicado ahora enumera 10 razones que intentan explicar porqué este pequeño país suramericano ha logrado mantenerse como una excepción en medio de esta tendencia global en las democracias del mundo.

Washington Abdalá, diplomático uruguayo que hoy representa a su país ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), conversó sobre este tema con Cuestión de Poder.

“Uruguay es un país en donde los conceptos de educación y laicidad han estado en la base desde siempre (…) el Uruguay ha tenido que pelear como país hijo de migrantes un poco con la adversidad porque la región no siempre es lo suficientemente amigable”, explicó Washington Abdalá.

Uruguay también es uno de los países en América Latina con menos corrupción en la región, ante ello el representante permanente de Uruguay ante la OEA señaló que “la sociedad uruguaya está permanentemente siguiendo lo que sucede con el poder y eso hace que los fenómenos de corrupción, si bien existen, de alguna manera se les marca la cancha de una manera muy intensa”.

“El poder judicial en el Uruguay es muy Monstesquieu, funciona la separación de poder. Podrá gustar o no los dictámenes de un fiscal o de un juez, pero la separación de poderes funciona”, añadió.

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