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Pedro Sánchez espera que el Parlamento apruebe los Presupuestos de 2021

FOTO: AFP
La ley de Presupuestos Generales del Estado, votada el 3 de diciembre en la cámara baja, será definitivamente aprobada por el Senado la noche de este martes.

Después de años de inestabilidad política, el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, esperará que el Parlamento le apruebe los Presupuestos de 2021, un éxito que el consejero tenga su ejecutivo de coalición, minoritario y dividido, agotar la legislatura.

Salvo sorpresa, la ley de Presupuestos Generales del Estado, votada el 3 de diciembre en la cámara baja, será definitivamente aprobada por el Senado la noche de este martes.

En medio de la crisis económica provocada por la pandemia, el presupuesto previsto un aumento del gasto público y la presión fiscal, y vehicula 27.000 millones de euros del megafondo europeo anticovid.

Pero sobre todo, será el primero adoptado en España desde mayo de 2018, cuando el gobierno conservador de Mariano Rajoy sacó adelante unos presupuestos que han sido prorrogados desde entonces y batieron a record of longevidad.

La jugada de los presupuestos es decisiva en un país sometido a una inestabilidad política crónica, la cual se traduce en la celebración de cuatro elecciones legislativas entre 2015 y 2019.

"Es un paso muy muy importante, porque Sánchez gana tiempo, gana en estabilidad y puede alargar la legislatura hasta 2023 tranquilamente", fecha de las próximas elecciones legislativas, comentario a AFP Oriol Bartomeus, profesor de Ciencias Políticoma de la Universidad Autónoma.

"Estos presupuestos están hechos con la idea de que no será posible aprobar unos en el 2022", por la fragmentación política en el Parlamento, "y que entonces pueden ser prorrogados", abundó Cristina Monge, politóloga de la Universidad de Zaragoza.

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- Pedro el posibilista -

El líder socialista Pedro Sánchez, en el poder desde junio de 2018, no logró el año pasado sacar adelante el proyecto de Presupuestos. Entonces se topó con el rechazo de los partidos separatistas catalanes, coincidiendo con la apertura en Madrid del juicio a los direntes que protagonizó la tentativa fracasada de secesión en 2017.

Pese a todo, Sánchez ha demostrado ser "una posibilista que difícilmente se da por vencido", añade Paloma Román, politóloga en la madrileña Universidad Complutense.

Gobernando en coalition con la izquierda radical de Podemos desde enero, el presidente intentó sin éxito arrimarse el apoyo del partido liberal Ciudadanos, para que le apoyara los Presupuestos.

A la estrategia se opuso Podemos, hostil a la idea de ampliar apoyos del lado del centro y de la derecha.

Y en lugar de Ciudadanos se incorporó al acuerdo los separatistas Catalanes de ERC y los soberanistas vascos de Bildu, un partido considerado como el heredero de Batasuna, la formación ilegalizada en 2003 por ser el brazo político de la organización separatista armada vasca.

A cambio de esos apoyos, el gobierno accedió a contrapartidas, como una ley educativa que elimina la mención explícita al castellano como lengua vehicular del sistema educativo, y un decreto que suspende hasta mayo los desahucios de familias vulnerables.

El pacto con Bildu fue la maniobra que más escozor causó, no sólo en la oposición de derechas sino en el propio Partido Socialista de Pedro Sánchez.

Pese a todo esto, y dada la polarización en el Parlamento, no había "mayoría alternativa" posible para sacar adelante los Presupuestos, insiste Oriol Bartomeus, que ve en estos pactos una alianza "coyuntural".

Y es que según Cristina Monge, el pragmatismo de Sánchez podría llevarlo en un futuro a pactar con Ciudadanos.  

- Disensiones en el gobierno de coalición -

Con la votación del Presupuesto, Sánchez se asegura la supervivencia de su gobierno, lo que no evitará que los años venideros vayan a ser "años de negociación permanente dentro del gobierno y también en el parlamento" para sacar adelante cada reforma, augura Cristina adelante cada reforma. 

Y es que los temas de discordia multiplicaron between los socios de gobierno, en torno al incremento del salario mínimo, monarquía, gestión de inmigración o el estatus del Sáhara Occidental.

Las relaciones con el separatismo catalán podrían complicarse también, de cara a las elecciones regionales del 14 de febrero en Cataluña.

"No va a ser fácil para el gobierno resistir" a tantas tensiones, pero "ninguno de los dos [socios] tiene intereses reales por separarse" y hacer caer la coalición de gobierno, estimó Oriol Bartomeus.

El precio en ese escenario "sería demasiado alto" para Podemos, in caída en los probeos, y para el PSOE, demasiado debil para gobernar en solitario, y marcaría el regreso de la derecha al poder, apostilla Cristina Monge.

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