Así es el agujero más profundo jamás perforado por el ser humano y los misterios que esconde
En la remota península de Kola, cerca de la frontera con Finlandia, existe un agujero que parece sacado de una película de ciencia ficción. Con una profundidad de más de 12 kilómetros y un diámetro de apenas 23 centímetros, esta excavación artificial ostenta el título de ser el punto más profundo al que ha llegado el ser humano bajo la corteza terrestre.
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Se trata del Pozo Superprofundo de Kola (SG-3), una hazaña soviética que comenzó en 1970 con el ambicioso objetivo de explorar las entrañas del planeta. Su finalidad era puramente científica: investigar las capas internas de la Tierra, especialmente el manto, una zona de casi 3.000 km de profundidad cuya composición aún guarda numerosos enigmas.
El proyecto se remonta a 1962, cuando fue aprobado por el Comité Científico Interdepartamental de la Unión Soviética. Ocho años más tarde, comenzó la perforación en las cercanías de Zapoliarni, al noroeste de Rusia. Con tecnología creada por la empresa Uralmash, el taladro atravesó sucesivas capas geológicas durante más de una década.
Para 1983, habían alcanzado los 12.000 metros de profundidad, pero el intenso calor del subsuelo que superaba los 180 °C provocó fallas en los equipos y obligó a detener los trabajos durante un año. En 1989, al llegar a los 12.262 metros, se canceló definitivamente la misión: las temperaturas eran tan extremas que los instrumentos no podían seguir funcionando.
¿Qué encontraron?
A pesar de no llegar al manto, los científicos realizaron hallazgos sorprendentes: descubrieron grandes cantidades de hidrógeno en el lodo que emergía del agujero al que describieron como “hirviendo”, y fósiles microscópicos preservados en rocas que databan de más de mil millones de años. Estos restos orgánicos, pese al tiempo y la presión, permanecieron increíblemente intactos.
Hoy, el pozo se encuentra sellado por una gruesa tapa metálica, oxidada por el tiempo, y custodiada en lo que queda del antiguo laboratorio geológico.
Las leyendas urbanas que lo rodean
Más allá de los datos científicos, el Pozo de Kola también ha sido protagonista de leyendas urbanas. En 1989, un diario local de Finlandia publicó una nota en la que aseguraba que los investigadores, al introducir micrófonos en el pozo, habían escuchado lo que describieron como “gritos de almas atormentadas”. Aunque todo indica que fue una metáfora malinterpretada, internet popularizó esta historia, rebautizando el sitio como "la puerta al infierno".
Más de tres décadas después, este pozo sigue siendo una mezcla de hazaña tecnológica, misterio geológico y mito urbano. Una historia que, aunque enterrada, aún sigue dando de qué hablar.
