Así vive un pueblo “rico” en Venezuela donde una banda armada ha impuesto un toque de queda
Los niños no pueden ir a clases, los comercios pagan extorsión y las viviendas son asediadas por "cobravacunas" si son remodeladas: Vivir en La Cañada de Urdaneta, uno de los municipios del área metropolitana de Maracaibo, es vivir permanentemente bajo el miedo.
Una ciudad de poco más de 100 mil habitantes, se ha ido quedando sola por el terror que imponen las bandas armadas.
En el pasado reciente, recibió a miles de migrantes del vecino Colombia que huían de la guerra y la violencia de grupos guerrilleros y parapoliciales. Hoy la situación se ha invertido.
Rica en ganadería, agricultura y pesca de camarones, su deterioro se precipitó cuando Hugo Chávez expropió varias de las industrias que daban trabajo a miles de “cañaderos”.
El éxodo masivo, la agobiante situación económica, la inseguridad y la indiferencia del Gobierno central hacen que La Cañada sea sinónimo de terror.
Forma parte del estado Zulia, el más rico de Venezuela en recursos petroleros, pero también el que tiene el mayor número de votantes, por lo que Nicolás Maduro ha designado a Diosdado Cabello la tarea de "reunificar" a sus electores para sacar ventaja electoral en las presidenciales del 28 de julio.
Hoy el municipio enfrenta el clímax de inseguridad, al punto que los niños han dejado de ir a las escuelas por una amenaza directa de los grupos violentos.
La agencia española EFE ha recogido algunos testimonios de sus atemorizados pobladores, que se niegan a llevar a sus hijos a clases temiendo que las bandas cumplan sus amenazas.
"La gente tiene miedo", dijo a periodistas un padre de dos niños, que solicitó el anonimato por seguridad, tiene varias semanas que no lleva a sus hijos a la escuela, cuyos directores, a pesar de todo, han llamado a asistir a clases.
"¿Quién va a pensar que se iban a meter con una escuela?", expresó el padre, quien indicó que la banda ha publicado fotos de una granada "en una bolsa en una mano" en redes sociales, donde ha nombrado a algunos centros educativos de la zona.
"Yo estoy preocupada, asustada, mi hija todos los días llora porque ella quiere ir a su colegio. Ella quiere volver a sus clases, compartir con sus maestras, no le está gustando esta parte de la tarea online, no le gusta así, a ella le gusta ir a clase", dijo una mujer, quien teme que los centros educativos en el sector cierren.
