El día del infierno en la Tierra: se cumplen 80 años del bombardeo nuclear en Hiroshima y Nagasaki en medio de tensiones políticas entre potencias
Una bomba atómica arrasó con Hiroshima, Japón, el 6 de agosto de 1945, a las 8:15 a.m. locales.
Tres días después, el 9 de ese mismo mes, otra bomba aún más poderosa fue lanzada sobre Nagasaki.
Mientras que miles de ciudadanos murieron inmediatamente, días, meses y años después, otros tantos fallecieron a causa de sus heridas y las consecuencias de la radiación. La cifra estimada superaría las 166.000 personas.
Estados Unidos completaba en ese momento cuatro años en guerra con Japón tras los ataques a la base naval de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941.
Kamikazes japoneses atacaron por sorpresa esa estación naval en Hawái, lo que derivó la declaración de guerra de a los nipones y que la Unión Americana se involucrara en la Segunda Guerra Mundial.
En julio de 1945 el presidente Harry Truman había lanzado un ultimátum a los japoneses para que se rindieran y les advirtió que, si no lo hacían, les esperaría una destrucción "rápida y absoluta".
Han pasado 80 años desde entonces y a la fecha el uso de estas armas de destrucción sigue preocupando al planeta en un contexto de tensiones entre las potencias nucleares Estados Unidos y Rusia.
Japón realizó el miércoles una ceremonia para conmemorar a las miles de víctimas donde participaron unas 55.000 personas incluidos invitados internacionales de 120 países y regiones.
Sobre las 8:15 am, hora exacta en que el país americano lanzó la bomba de uranio sobre Hiroshima hace 80 años, se guardó un minuto de silencio en aras de recordarle al mundo el horror que ese evento provocó.
En una calurosa mañana, cientos de estudiantes, sobrevivientes y funcionarios vestidos de negro tendieron flores en el memorial por la paz en Hiroshima.
El alcalde de la ciudad occidental japonesa, Kazumi Matsui, advirtió de "una tendencia acelerada hacia el fortalecimiento militar en el mundo", con el trasfondo de la invasión rusa a Ucrania y la guerra en Oriente Medio.
Shigeru Ishiba, primer ministro japonés, afirmó en la reunión que su país tiene la misión de asumir el liderazgo "hacia un mundo sin armas nucleares".
Hiroshima es actualmente una próspera metrópolis de 1,2 millones de habitantes, pero las ruinas de un edificio se yerguen en su centro como un impactante recordatorio.
El papa León XIV, por su parte, indicó en un comunicado que "en nuestra era de crecientes tensiones y conflictos globales", Hiroshima y Nagasaki permanecen como "recordatorios vivos de los profundos horrores causados por las armas nucleares".
El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que "las mismas armas que causaron tanta devastación en Hiroshima y Nagasaki son nuevamente tratadas como herramientas de coerción".
Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, cabe resaltar, son los únicos en que armas atómicas fueron empleadas en tiempos de guerra.
