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Ponte al Día

¿Autoestima o ego? La Kabbalah revela cuál guía tu vida y cómo equilibrarlos

Es importante distinguir entre una autoestima saludable y un ego fuera de control. Aunque ambos son necesarios para vivir en equilibrio, entender cómo funcionan puede transformar tus relaciones, tu espiritualidad y tu conexión contigo mismo.

En su más reciente participación en el programa Ponte al Día, la instructora de Kabbalah Patricia Jurado abordó un tema profundo pero muy actual: el sentido del merecimiento, la autoestima y el papel real del ego en nuestro crecimiento personal y espiritual.

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Para muchos, las redes sociales han hecho pensar que el ego es el gran enemigo del desarrollo interior. Pero desde la visión de la Kabbalah, el verdadero problema no es tener ego, sino permitir que este se descontrole y domine nuestra vida. “El ego no es el enemigo, el enemigo es el ego fuera de control. Es ese ego desbordado que gobierna”, explicó Patricia.

Y es que la Kabbalah enseña que tanto la autoestima como el ego son componentes esenciales de nuestra identidad. La autoestima es ese valor que uno mismo se da, ese amor que el alma necesita como primer paso antes de compartirlo con alguien más.

Una persona sin autoestima asegura Jurado, difícilmente podrá establecer vínculos afectivos saludables. Amarse, cuidarse, respetarse y proteger la luz interior es parte de lo que significa tener una autoestima sólida.

“La autoestima implica ser el guardián de tu esencia, tus valores, tus momentos de crecimiento y de descanso. Es el pacto que haces contigo para cuidar lo que te hace único”, dice la instructora, quien insiste en que este amor propio es la base no solo de una buena relación de pareja, sino también de una vida próspera y plena.

Pero ¿qué lugar ocupa el ego en todo esto? Para la Kabbalah, el ego es nuestra personalidad, la máscara que usamos para movernos en sociedad. Es esa parte que busca reconocimiento externo y que, muchas veces, se refleja en las redes sociales. Lejos de ser negativo, el ego también cumple un papel: nos ayuda a posicionarnos en el mundo y a desarrollarnos como individuos. Lo importante, según este camino espiritual, es que no sea él quien tome el control total.

“El ser humano no vino al mundo a ser un ángel, vino a vivir con los pies en la tierra y la mente conectada con el cosmos. Somos humanos, y el ego es parte de esa humanidad”, reflexiona Patricia. La clave está en aprender cómo opera el ego: reconocer sus trampas, sus formas de manipularnos y cómo puede alejarnos de lo esencial.

Una herramienta útil para diferenciar si actuamos desde la autoestima o desde el ego es preguntarnos: ¿esto es bueno solo para mí, o también beneficia a los demás? Mientras el ego piensa en el beneficio individual, la autoestima busca un bienestar que se expanda hacia afuera.

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En definitiva, esta enseñanza de la Kabbalah no busca eliminar el ego ni negar la autoestima, sino integrarlos de forma consciente para que trabajen en armonía, sin que uno opaque al otro. Porque vivir desde el equilibrio es, en últimas, el verdadero camino hacia una vida más conectada, amorosa y plena.


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