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Arturo McFields Elecciones Regionales en Colombia

Petro fue sepultado por una montaña de votos en elecciones regionales de Colombia

Lea aquí la columna de opinión de Arturo McFields, exembajador de Nicaragua ante la OEA y miembro del Cuerpo de Paz de Noruega.

**Por Arturo McFields Yescas

El Presidente Gustavo Petro fue aplastado por una montaña de votos en las elecciones regionales del fin de semana. Sus candidatos perdieron en Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena, Barranquilla, Cúcuta y Bucaramanga. Una derrota aplastante.

El pueblo habló fuerte y claro. Colombia votó en contra de los candidatos del odio, la división, el populismo, la corrupción, el autoritarismo y las políticas económicas fracasadas.

Una respuesta ante un presidente que no escucha. Tras más de un año de mandato de Gustavo Petro, el pueblo quiso hacer llegar su mensaje. Los votos fueron un grito desesperado y efectivo para decir: ¡Ya basta!

No fue una derrota simple fue un plebiscito arrollador. En Medellín, Fico Gutiérrez obtuvo 73.6% de los votos y en Bogotá, Carlos Fernando Galán se alzó con 49%, uno de los resultados más altos en toda la historia de Bogotá.

Voto castigo. Gustavo Bolívar, candidato petrista en Bogotá, reconoció que fue “un voto castigo” contra el Pacto Histórico. Admitió que hubo mucho centralismo, que se debe realizar consultas internas y respetar autonomía de territorios.

El factor económico pesó y mucho. La inflación, las alzas en los combustibles y las políticas gubernamentales contra la exploración petrolera no ayudaron. El desplome de la construcción y el empleo tampoco sumó puntos.

Petro y su paranoia antidemocrática. Los constantes ataques contra la libertad de expresión, la corrupción estatal, el nepotismo y otras malas prácticas, han derrumbado la promesa de un cambio. Las cosas han empeorado.

Impunidad e inseguridad. El crimen sin castigo y las políticas carentes de una mano firme contra criminales, narcos y grupos violentos, siguen siendo preocupaciones legítimas de los colombianos honestos.

El sectarismo de clases fue derrotado. Las divisiones de Petro entre ricos y pobres, negros y blancos, empresarios y trabajadores, fueron rechazadas. Se votó por candidatos atemperados, capaces de generar acuerdos y resolver problemas.

Confrontación gratuita con Israel. Al igual que Díaz-Canel en Cuba y Lula en Brasil, Petro llevó al límite sus enfrentamientos diplomáticos con Israel. Los temas internos de economía y seguridad pasaron a tercer plano en su agenda.

La tiranía que admira Petro. El año pasado Cuba celebró elecciones municipales. El 100% de los votos los obtuvo el partido único. La gente vota, pero no elige. En Colombia no fue así. La voz del pueblo fue escuchada.

El fin de semana triunfó la democracia, el voto libre y la alternancia de poder. En Colombia el pueblo todavía quita y pone gobernantes. Castiga y premia. Un ejercicio extraordinario que nunca se puede dar por sentado.

El precio de la libertad es la eterna vigilancia. Hoy más que nunca esa frase del estadounidense Thomas Jefferson está vigente en Colombia. La democracia y la libertad hay que cuidarlas y defenderlas para poder preservarlas. Muy bien hecho Colombia.

**El autor es periodistas exiliado, exembajador de Nicaragua ante la OEA y exmiembro del Cuerpo de Paz de Noruega (FK).


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