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Autoridades hallan un cadáver en el río Bravo, llevaba 7 días entre arbustos

A pesar del fin del Título 42, aún cientos de migrantes buscan arriesgar sus vidas para intentar lograr el "sueño americano".
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Fin del Título 42

Este viernes, desde las 00:00, Estados Unidos dejó de implementar el Título 42, medida adoptada por el expresidente Donald Trump y que permitía expulsar a migrantes alegando peligros para la salud pública del país en el contexto de la pandemia de covid-19.

Tras el fin de la norma, la unión americana usará el Título 8 que, entre otras cosas, criminaliza los cruces fronterizos ilegales y hace casi imposible la futura residencia legal en Estados Unidos.

No obstante, aún son miles las personas que arriesgan sus vidas para intentar lograr el "sueño americano", sin embargo, el cruce de la frontera sur está lleno de peligrosos obstáculos.

En varias zonas de la línea que divide a México de la unión americana los migrantes enfrentan la inclemencia del desierto en el día, temperaturas gélidas en las noches, animales salvajes y el temido río Bravo.

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Allí, en el afluente que parte a las dos naciones, decenas de personas mueren cada año, muchos dicen, por cuenta de los remolinos que se forman por debajo de las "calmadas" aguas.

Día tras día, agentes fronterizos de ambos países intentan persuadir a los caminantes para que eviten entrar en el agua, pues el corto trayecto de orilla o orilla es engañoso y mortal para muchos.

Precisamente, una corresponsal de NTN24 estuvo presente en el momento en que las autoridades encuentran el cadáver de una persona que había quedado atrapada entre los arbustos del río, junto a una viga de un puente.

Según las autoridades, que ahora investigan el caso, el hombre había permanecido allí por, al menos, 7 días.

Estos migrantes, muchos de ellos provenientes de Venezuela, Honduras y Ecuador, se aferran a su fe en Dios para lograr ser aceptados en Estados Unidos tras cruzar el peligroso río.

Pero el río no es la única preocupación, pues tras cruzarlo, los caminantes se entregan a las autoridades, quienes serán los encargados de definir su suerte; mientras a algunos los expulsan, otros son elegidos para obtener asilo.


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