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"Yo le daba patadas y golpes para evitar que me siguiera mordiendo": apneista colombiano que sobrevivió al ataque de un tiburón

El programa Desde Adentro de NTN24 con Andrea Bernal habló con el apneista colombiano Cristian Castaño que sobrevivió al ataque de un tiburón cerca de la isla caribeña de San Andrés.

El apneista colombiano Cristian Castaño sufrió varias heridas en su cuerpo tras ser atacado por un tiburón cerca de la isla caribeña de San Andrés.

El deportista vivió un angustioso momento luego de encontrarse con varios tiburones oceánicos de puntas blancas cuando practicaba apnea (resistencia bajo el agua sin equipo de oxígeno) con otros buzos.

De acuerdo con la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, el colombiano sufrió "múltiples heridas en los miembros superiores y el miembro inferior derecho”.

Tras el incidente, el hombre, de 38 años, publicó en su cuenta de Instagram una foto en la que aparece con vendajes en sus dos manos y una de sus piernas. "Deberían ver cómo quedó el tiburón", publicó el deportista junto con la imagen.

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El programa Desde Adentro de NTN24 con Andrea Bernal habló con el apneista colombiano Cristian Castaño que sobrevivió al ataque de un tiburón en la isla caribeña de San Andrés.

"Tengo heridas en ambas manos y en la pierna. Las heridas duelen bastante, las tres llegan hasta el hueso y realmente la recuperación es bastante larga", dijo.

El deportista indicó que el día del incidente, él se encontraba con un grupo de apneítas que se preparaban para el mundial de apnea en Honduras.

"Mi plan era hacer una inmersión de alrededor de 80 metros de profundidad. Nosotros cada día vamos incrementando la profundidad a medida que se acerca la fecha de la competencia", agregó.

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"Nosotros hacemos una preparación antes de la inmersión y segundos antes de hacerlo, una compañera que me detuviera porque había un tiburón muy cerca", reveló.

Asimismo dijo que en ocasiones anteriores, él y sus compañeros ya habían visto ese tipo de tiburones "pues lo que nosotros hacemos es esperar a que se vayan para continuar con el entrenamiento".

"Yo le daba patadas y golpes para evitar que me siguiera mordiendo. Por más de 15 minutos duró la resistencia", dijo.

"No hay que satanizar a los tiburones porque somos nosotros los que estamos entrando a su hábitat. Hay que tener mucho respeto con los tiburones", argumentó.


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