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Movilidad sostenible: Avances y retos en América Latina

En América Latina, la movilidad sostenible ha comenzado a tomar forma como una respuesta urgente a la contaminación, la congestión y la necesidad de un transporte más eficiente. Países como Chile, Colombia, Argentina y Guatemala están impulsando iniciativas para transformar el sistema de transporte público y reducir la huella de carbono. Sin embargo, expertos advierten que aún existen grandes desafíos que deben superarse para lograr una movilidad más limpia y accesible para todos.

Según un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), varias ciudades en América Latina están avanzando a pasos firmes en esta transición. Chile, por ejemplo, ha implementado el “Plan Integral de Movilidad en el Sistema Público” desde 2018, promoviendo un transporte público más sostenible y eficiente.

Guatemala ha dado un paso significativo al incorporar autobuses eléctricos, mientras que Argentina y Colombia están centrando sus esfuerzos en mejorar la calidad y cobertura de sus sistemas de transporte masivo.

Uno de los mayores retos en la región es la renovación del parque automotor. El exviceministro de Transporte de Colombia, Juan Camilo Ostos, explica que América Latina tiene un alto porcentaje de vehículos de combustión fósil que agravan la contaminación urbana. En comparación con Europa y Estados Unidos, la región tiene un bajo porcentaje de vehículos eléctricos, lo que representa un desafío para mejorar la calidad del aire en las ciudades.

Sin embargo, algunos países están liderando el cambio. Colombia, Brasil y Chile han implementado incentivos para la transición hacia vehículos más limpios, como los eléctricos e híbridos. Además, el gas natural vehicular se ha convertido en una alternativa viable, reduciendo hasta un 96% las emisiones de material particulado, aunque su impacto en gases de efecto invernadero es menos significativo.

La infraestructura para la recarga de vehículos eléctricos, sin embargo, sigue siendo uno de los principales obstáculos en la región. A pesar de los avances en algunos países, la falta de estaciones de carga adecuadas limita la masificación de los vehículos eléctricos, por lo que las opciones híbridas o de gas natural siguen siendo opciones intermedias mientras se mejora la infraestructura.

Las ciudades de la región también están comenzando a integrar sistemas de transporte intermodales. En Bogotá, la red de buses de TransMilenio sigue siendo una de las más grandes de América Latina, con más de 2,000 buses eléctricos operando en el sistema. Sin embargo, la ciudad enfrenta el reto de ampliar su cobertura y mejorar la calidad del servicio. La construcción de la primera línea de metro y la interconexión con otros sistemas de transporte, como los trenes de cercanías, buscan enfrentar estos desafíos.

Por otro lado, Curitiba (Brasil) sigue siendo un ejemplo a seguir, siendo la primera ciudad en implementar un sistema de buses de rápido tránsito con carriles exclusivos. Este modelo ha permitido a la ciudad reducir las emisiones y mejorar la eficiencia energética del sistema, lo que ha colocado a Curitiba en el podio de las ciudades más avanzadas en términos de movilidad sostenible.

En el caso de Bogotá, aunque la infraestructura ciclista es envidiable en América Latina con más de 600 kilómetros de ciclorutas, la ciudad aún enfrenta retos en términos de interacciones seguras entre bicicletas, patinetas eléctricas y vehículos. El aumento de los vehículos no motorizados y la necesidad de reglamentar su circulación son parte de la ecuación para lograr una ciudad más segura y sostenible.


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