El masivo sepelio de Alfredo Díaz en su natal Margarita: Al preso político lo lloró su gente, entre miedo e impotencia
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Una muchedumbre hizo fila frente al féretro dorado para cargarlo en el trayecto.
Sobre la urna, una bandera de Venezuela, flores, y de vez en cuando la bandera de Nueva Esparta, a la que Alfredo Díaz gobernó cuando decidió mantenerse en la contienda electoral como resistencia al chavismo.
Pero en 2024 fue detenido y desaparecido, en medio de una ola de persecusión contra todo disidente que apoyó la lucha de María Corina Machado.

Su familia apenas fue informada extraoficialmente que había sido trasladado al Helicoide, el mayor centro de torturas del régimen, pero en un año nunca dejaron verlo, tampoco tener un abogado de confianza; no recibió atención médica, ni llamadas telefónicas.
El aislamiento y la falta de contacto con el mundo exterior es una de las primeras prácticas de tortura que se aplican a los presos políticos venezolanos.
"Lo mataron", se comentaba entre las masas.
"Alfredito", de 55 años, es otro preso político que muere bajo custodia de Maduro. También el primero sobre el que dan una versión, aunque escueta, de la causa de muerte: "infarto al miocardio".

El chavismo, que actualmente gobierna la isla, sabía del cariño que le tenían a "Alfredito", y permitió el funeral que duró dos días.
Lo que no se esperaban era la asistencia masiva de admiradores que cargaron su cuerpo desde la sala velatoria hasta su casa, desde su casa hasta la Plaza Bolívar, desde la Plaza Bolívar al estado de Conejeros y desde el estado hasta el cementerio.
"¡Hasta cuándo!", se preguntaban.
Gritos y llanto de dolor que hablan de un pueblo que llora a sus muertos en un tunel que espera una salida.