Renuncia la canciller Laura Sarabia en medio de la incertidumbre por la expedición de los pasaportes en Colombia
Laura Sarabia, quien ejerció como canciller hasta este jueves, publicó en redes sociales su carta de renuncia al cargo en medio de la incertidumbre por la expedición de los pasaportes en Colombia.
El jefe de gabinete, Alfredo Saade, anunció que no iba a haber prórroga del contrato con Thomas Greg & Sons para este trámite, contradiciendo la decisión tomada por Sarabia, quien había dicho que era necesaria una prórroga del contrato por 11 meses mientras se avanzaba el convenio de Colombia con Portugal.
En entrevistas recientes Sarabia ha explicado la necesidad de extender la licitación de pasaportes a la empresa privada Thomas Greg & Sons que lo ha hecho tradicionalmente, pero el gobierno insiste en que se encargue la Imprenta Nacional de Colombia pese a cuestionamientos sobre la viabilidad de esa decisión.
El tema de pasaportes ha sido la manzana de la discordia con los tres cancilleres que han pasado por el cargo, incluido Álvaro Leyva, el primero, y hoy investigado por liderar un complot para derrocar al presidente.
Sarabia -de años 31 años y sin una carrera política previa- fue una figura clave en la campaña presidencial de Petro en 2022. Tras la victoria, se convirtió en jefa de gabinete, luego ocupó dos altos cargos en el gobierno y en enero fue nombrada ministra de Exteriores.
Esto dice la carta de renuncia de Laura Sarabia como canciller de Colombia:
La parte más importante de mi vida pública he transcurrido a su lado, Juntos hemos alcanzado grandes victorias, atravesado momentos difíciles, discutido con intensidad y compartido reflexiones con honestidad. Nos hemos conocido en las buenas y en las no tan buenas, y en ese recorrido fortalecimos una relación basada en la confianza, la franqueza y una idea que usted me enseñó: que la lealtad es, ante todo, cuidar del otro.
He tenido el inmenso honor de acompañarlo desde distintos espacios: como jefa de gabinete, directora del DAPRE, del DPS y ahora como canciller. Pero más allá de los cargos, lo hice como una servidora pública convencida de que transformar a Colombia exige decisiones valientes, diálogos honestos y una brújula ética clara. En ese espíritu, celebré con entusiasmo lo que consideré justo, y también expresé mis desacuerdos con respeto y convicción, como lo hago ahora.
En los últimos días se han tomado decisiones que no comparto y que, por coherencia personal y respeto institucional, no puedo acompañar. No se trata de diferencias menores ni de quién tiene la razón. Se trata de un rumbo que, con todo el afecto y respeto que le tengo, ya no me es posible ejecutar.
Mi renuncia es el resultado de una reflexión profunda, motivada por la responsabilidad que siento con i conciencia, con el país y con la forma en que entiendo el ejercicio del poder público. Me retiro con la tranquilidad de haber entregado lo mejor de mí y con la certeza de que hay momentos en los que decir adiós es también una forma de cuidar.
Ha sido un camino exigente, con enormes costos personales y familiares, pero también profundamente enriquecedor. Me voy con inmensa gratitud por la oportunidad histórica de servir a Colombia desde su gobierno, con aprendizajes valiosos, muchos de ellos suyos, y con la convicción intacta de que este país merece un destino más justo, más digno, más humano.
Le deseo un cierre de gobierno exitoso Siempre encontrará en mi una interlocutora abierta al diálogo, al debate respetuoso y a la búsqueda de salidas para los grandes desafíos de nuestra sociedad.
Colombia si puede ser una potencia de la vida. Ese sueño exige unidad, humildad y decisiones valientes. Ojalá logre construirlo en esta recta final.