Bombarderos, portaviones, submarinos y destructores en el Caribe: esto es una "guerra compuesta", explica excomandante naval
Este jueves 6 de noviembre, bombarderos estratégicos B-52 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos ejecutaron nuevos vuelos de reconocimiento cerca del territorio venezolano, generando expectativa sobre la escalada militar en el Caribe.
Las aeronaves operaron en la tarde del martes frente a las costas de los estados Falcón y Vargas, como parte de la operación militar antidrogas ordenada por el Pentágono bajo órdenes del presidente Donald Trump.
Registros de la plataforma digital Flightradar 24 permitieron rastrear el recorrido de estos aparatos identificados como Tito 41 y Tito 42.
Los bombarderos recorrieron una ruta entre Curazao y Coro, pasando frente a La Guaira y Maiquetía, sobrevolando al sur de las islas La Orchila y Los Roques, territorio venezolano.
Hace dos semanas, otros dos bombarderos estratégicos realizaron maniobras similares, calificadas como "misiones de demostración de poder aéreo".
El vicealmirante en retiro de la Marina colombiana Paulo Guevara, excomandante de la Fuerza Naval del Pacífico y exoficial de enlace para la lucha antinarcóticos en el Comando Sur de Estados Unidos, explicó que el despliegue estadounidense "obedece a un tema que se denomina guerra compuesta".
Según Guevara, Washington ha desplegado "una fuerza de tarea grande con medios aéreos, submarinos, de guerra electrónica, de aviones de exploración marítima", organizados alrededor del portaaviones USS Gerald R. Ford.
"Esto no es un juego, no es solamente para neutralización de lanchas, sino que obedece a un objetivo mucho más amplio", afirmó el experto militar, quien destacó que se trata de "un despliegue estratégico, complejo y muy eficiente" que incluye cazas F-35 posicionados en Puerto Rico y seis buques de guerra en aguas del Caribe.
Además del avance hacia el Caribe del portaaviones USS Gerald R. Ford., el crucero de misiles guiados USS Gettysburg zarpó esta semana desde San Juan, Puerto Rico, con más de 500 tripulantes para reforzar la presencia naval estratégica del Comando Sur.
Según la Armada estadounidense, el despliegue busca "garantizar la estabilidad, disuadir amenazas y fortalecer la interoperabilidad" con fuerzas navales regionales.