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Estación Espacial Internacional

Los 371 días de Frank Rubio fuera del planeta: a qué se enfrenta el cuerpo humano cuando pasa mucho tiempo en el espacio

Frank Rubio permaneció 371 días en el espacio - Foto EFE
Frank Rubio permaneció 371 días en el espacio - Foto EFE
La larga estadía de Rubio y los cosmonautas rusos Serguéi Prokopiev y Dmitri Petelin en la Estación Espacial Internacional supone una verdadera proeza humana.

El astronauta de la NASA Frank Rubio regresó este miércoles a la Tierra tras pasar 371 días en el espacio, estableciendo un nuevo récord del vuelo espacial más largo efectuado por un astronauta estadounidense.

Junto a él también regresaron a la Tierra los cosmonautas rusos Serguéi Prokopiev y Dmitri Petelin, quienes pasaron 370 días, 21 horas y 22 minutos en el espacio, “el vuelo más largo en el marco del programa de la ISS", según informó la agencia espacial rusa.

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“¡Bienvenido a casa, Frank!", dijo por su parte el jefe de la NASA, Bill Nelson, quien destacó que la misión significó un "momento histórico en la exploración espacial".

Y es que permanecer más de un año en el espacio no es una tarea fácil. Los cuerpos de estas tres personas se enfrentaron a las más duras condiciones, con efectos que posiblemente tardarán un tiempo en superar.

De hecho, la NASA posee desde hace 50 años el Programa de Investigación Humana (HRP, por sus siglas en inglés), que se encarga de investigar lo que le pasa al cuerpo de los astronautas cuando están durante largos periodos en el espacio.

Estos hallazgos son muy importantes para el futuro de las misiones espaciales, entre ellas un posible viaje tripulado a Marte, uno de los grandes objetivos de la exploración espacial en todo el mundo.

En cuanto a los riesgos, el programa de la NASA los agrupa en cinco peligros que ha denominado bajo el acrónimo en inglés RIDGE: radiación espacial, aislamiento y confinamiento, distancia de la Tierra, campos de gravedad y entornos hostiles/cerrados.

Sobre el primero de ellos, la radiación espacial, la NASA explica que la Tierra nos protege de la mayoría de partículas que componen esa radiación, razón por la cual los astronautas están expuestos en el espacio a niveles crecientes y distintos a los que se reciben en el planeta.

Según los científicos, hay tres fuentes principales de radiación espacial: las partículas atrapadas en el campo magnético de la Tierra, las partículas energéticas solares y los rayos cósmicos galácticos, siendo estos últimos los más difíciles para protegerse.

La exposición a una mayor radiación puede estar asociada con consecuencias para la salud tanto a corto como a largo plazo, según la cantidad de radiación total que experimenten los astronautas y el período de tiempo en el que tengan esa exposición”, asegura la NASA en un artículo.

El segundo riesgo tiene que ver con el aislamiento y confinamiento. Frente a esto, la agencia espacial estadounidense explica que las tripulaciones son seleccionadas, capacitadas y respaldadas cuidadosamente para que puedan responder de manera eficiente durante largos periodos en estas condiciones.

A los astronautas se les prepara para enfrentar la fatiga de los vuelos espaciales y para que interactúen con tripulaciones internacionales y multiculturales. Además, durante las misiones, se hace un seguimiento estricto para que tengan un sueño de calidad, con el fin de reducir posibles afectaciones en sus relojes biológicos e incluso su salud.

El tercer reto que enfrentan los astronautas es sortear con los problemas que pueden surgir por estar lejos de la Tierra. Por ejemplo, para tener una referencia, la estación espacial orbita a 386 kilómetros sobre el planeta y la Luna está a 380.000 kilómetros.

Estas grandes distancias hacen que las comunicaciones se retrasen y obligan a los astronautas a prepararse para resolver problemas solos o en equipo sin la ayuda del control en la Tierra, entre ellos eventuales inconvenientes de salud o anomalías durante la misión.

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Por otro lado, los diferentes campos de gravedad que enfrenta un astronauta a lo largo de una misión constituyen otro de los riesgos.

Por ejemplo, en el caso de Frank Rubio y los dos cosmonautas, estos hombres permanecieron en ingravidez por más de un año, por lo que ahora, tras regresar a casa, deben readaptarse a la gravedad de la Tierra.

“La transición de un campo de gravedad a otro es más complicada de lo que parece. Afecta la orientación espacial, la coordinación cabeza-ojo y mano-ojo, el equilibrio y la locomoción, y algunos miembros de la tripulación experimentan mareos por el movimiento espacial”, indica la NASA.

Y no solo eso, también pueden presentarse problemas para mantener la presión arterial al ponerse de pie, pérdida ósea y muscular, e incluso un mayor riesgo de desarrollar cálculos renales debido a la deshidratación y una mayor excreción de calcio de los huesos.

Por último, existen los riesgos relacionados con permanecer en ambientes hostiles y cerrados. Según explica la NASA, el ecosistema de naves espaciales como la Estación Espacial Internacional juega un papel muy importante en la vida de los astronautas en el espacio.

“Los microbios pueden cambiar sus características en el espacio y los microorganismos que viven naturalmente en el cuerpo humano se transfieren más fácilmente de persona a persona en hábitats cerrados, como la estación espacial. Los niveles de la hormona del estrés se elevan y el sistema inmunitario se altera, lo que podría conducir a una mayor susceptibilidad a las alergias y otras enfermedades”, dice la agencia.

Por esta razón cada espacio debe ser diseñado de forma precisa con el fin de garantizar el mejor ambiente posible para el cuerpo humano, cuidando aspectos como la temperatura, la iluminación, la movilidad y la calidad del aire.

Dicho esto, se entiende muy bien que el largo viaje de Frank Rubio, Serguéi Prokopiev y Dmitri Petelin, tras más de 370 días en el espacio, es una verdadera proeza humana que aporta información muy valiosa para la exploración más allá del planeta Tierra.


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