Demasiado tiempo frente a una pantalla: cómo afecta a los niños menores de 3 años y qué señales deben alertarte
En la era actual, donde los dispositivos electrónicos están presentes en casi todos los aspectos de la vida diaria, cada vez más especialistas advierten sobre los riesgos del uso desmedido de pantallas en menores de tres años. A tan corta edad, los niños se encuentran en una etapa crítica de desarrollo cerebral, y el exceso de exposición digital puede tener consecuencias serias.
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Durante los primeros años de vida, el cerebro infantil forma conexiones neuronales clave para el lenguaje, la empatía y la interacción social. Estas habilidades no se desarrollan adecuadamente frente a una pantalla, sino a través de la comunicación cara a cara: el juego, las palabras, las miradas, los gestos y el afecto son los que realmente estimulan el aprendizaje.
Estudios recientes muestran que los niños que pasan muchas horas frente a celulares o tablets pueden presentar retrasos en el habla, dificultades para relacionarse y menor capacidad para entender las expresiones emocionales de los demás. Incluso, según UNICEF, la exposición temprana a pantallas puede limitar la habilidad de los niños para captar gestos y aprender a socializar, lo cual afecta directamente su capacidad para desarrollar empatía.
Aunque cada niño evoluciona a su propio ritmo, hay ciertas señales de alarma que los padres deben conocer. Entre ellas están: no balbucear o imitar sonidos a los 12 meses, no decir palabras sueltas a los 18 meses, no formar frases simples a los 2 años, o mostrar escaso interés por las personas o el entorno.
¿Cuál es la solución?
La buena noticia es que muchos de estos efectos pueden revertirse si se detectan a tiempo. Reducir la exposición a pantallas, aumentar el tiempo de juego activo y fortalecer el vínculo afectivo con los cuidadores puede marcar una gran diferencia en semanas. Además, las terapias de lenguaje son una herramienta efectiva en muchos de estos casos.
La Academia Americana de Pediatría recomienda evitar por completo las pantallas en menores de 18 meses (salvo videollamadas) y limitar su uso a una hora diaria entre los 2 y 5 años, siempre con supervisión de un adulto. La clave está en fomentar el juego, la lectura, el canto y las conversaciones cara a cara, actividades que nutren el desarrollo cognitivo mucho más que cualquier dispositivo electrónico.