Venezolanos hacen malabares para tener en la mesa la infaltable hallaca, más apretada que nunca
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Los venezolanos acuden a todo tipo de estretegia para tener en su mesa esta Navidad el plato estrella: la hallaca.
Hacen colas en mercados populares, compran a "los gochitos" (como se le dice a los vendedores que llegan desde los andes con los ingredientes), cazan ofertas en automercados, congelan productos, y comparan precios.
Todo para mantener la tradición de fin de año: hacer o comprar hecha la masita de harina de maíz rellena con la explosión de sabores criollos envuelta en hojas verdes.
Pero no está fácil lograrlo.
Una hallaca puede costar entre 3 dólares (más del doble del sueldo mímino en Venezuela), y llegar a los 7 dólares la más "resuelta".
En restaurantes, mercados y grupos de comunidades virtuales las personas ofertan su producto para aquel que quiera ahorrarse el trabajo, aunque los más tradicionalistas insisten: "la mejor hallaca es la de mi mamá" y tienen que comprar los ingredientes para hacer el ritual que une a la familia venezolana en la cocina.
Entre inflación, expectativas de intervención extranjera, amenazas del chavismo y sicoterror, el venezolano intenta hacer su vida y encontrar un poco de normalidad, aunque sea por un día.